La nieve del silencio
Publicado originalmente por El Heraldo de Aragón el 15/01/18.
Nunca sabremos cuántas veces sucede. Los abusos de poder son siempre difíciles de denunciar; por definición la víctima ocupa una posición vulnerable frente al agresor. Y a menudo la única prueba que ella tiene, en esas circunstancias, es la palabra propia. Para evitar el escándalo, las averiguaciones y la necesidad de desnudar de nuevo los recuerdos, muchas prefieren ocultarlo. Y así la nieve del silencio fabrica paisajes blancos, en apariencia limpios, escondiendo las zonas fangosas.
Cuenta la leyenda griega que la jovencísima Casandra adivinaba el futuro en el templo troyano de Apolo. Desde su posición de dominio, el dios quiso yacer con su sacerdotisa, y ella tuvo la osadía de rechazarlo. El arrogante y poderoso Apolo, poco acostumbrado a las negativas, la maldijo escupiéndole en la boca. “Nadie creerá tus palabras”, dijo a la adivina. “Nunca más”. El castigo se convirtió en una fuente constante de dolor y frustración para Casandra. Cuando contó su historia, sus propios padres la acusaron de loca y la mantuvieron encerrada en casa. Mientras, el dios siguió recibiendo culto en sus altares. La maldición de Apolo, gravitando sobre tantas Casandras a través de los siglos, ha impedido conocer las verdaderas dimensiones del daño. Porque este delito tiende a quedar oculto bajo un alud de silencios: aquí hay que creer para ver.