Que no nos pille el toro: camisetas y sanfermines
Publicado por Huffington Post España el 5/07/17
Se acerca ineluctable el 7 de julio y vale la pena recordar que lo que más artículos y fotos, o vídeos en Youtube, suscita es el gesto que realiza una pequeñísima minoría de mujeres —por lo general jóvenes— consistente en subirse la camiseta una vez convenientemente aupadas a hombros de un mozo. A partir de este momento es más que posible que sean magreadas a conciencia y rociadas con alcohol.
Esta acción que se repite desde hace algunos años y que, insisto, no es masiva —ni tan sólo autóctona, parece que procede de Australia—, ha sido convertida por las redes en un fenómeno viral. Los medios de comunicación en general, en un intento de no perder comba, se autoimponen la obligación de propagarlos con una profusión tal que a veces da la sensación de que es lo único que ocurre a lo largo de los sanfermines.
Antes de que nos pille el toro y, en primer lugar, será pertinente consignar que subirse o quitarse una camiseta es un acto que no agrede a nadie, ni en general ni en concreto, pero en cambio sí es un ejercicio de violencia que alguien lo aproveche para sobar a la mujer que lo realiza, se trata de una agresión que no tiene excusa. Enseñar no es sinónimo de provocar ni tampoco de consentir. Este abuso es perfectamente denunciable ante la policía y condenable tanto por personas que participan en la fiesta como por las instituciones.
Es un lugar común argüir que la fiesta y el alcohol, el jolgorio y el tumulto que conllevan, diluyen la responsabilidad tanto individual como colectiva, y este clima de impunidad tiende a reforzar al hombre, a los hombres que perpetran agresiones, pero ello no quita gravedad a la agresión. Hay que recordar, además, que en momentos de descontrol se realiza lo que se tiene interiorizado, lo que se está a punto de hacer; no cometen otros tipos de violencia, por ejemplo, profanar iglesias o quemar coches.
Hay mujeres que enseñan los pechos por puro afán de transgresión. En este sentido, sería un acto parecido a la costumbre, habitualmente masculina, de bajarse los pantalones y mostrar el culo; en numerosas ocasiones, meneándolo.
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